lunes

Algunos las adoran y otros las detestan: pero a nadie resultan indiferentes.

Y es que, cuando consigues sacarlas de su erizo, descubres un interior dulzón y consistente cuyo olor -una vez pasadas por la brasa- siempre nos devuelve recuerdos maravillosos.

Eso si........ algunas veces nos pinchamos.... Pero no por ello dejamos de comerlas...