domingo

El reposo del guerrero


Bueno, ya está hecho. Yo me lo he buscado. El terreno está despejado. Desnudo. Completamente desnudo. Y me pertenece. Una victoria tan absoluta, y obtenida a tan alto precio, me deja de pronto insegura. Me asusta: he quemado las naves y tengo que avanzar. He creado el vacío bajo mis pasos, a dónde iré?

Ante el umbral de la felicidad, por merecida que ésta sea, por cara que se haya pagado, el corazón titubea; me asustan mis nostalgias y mis complacencias. Me convertiré en una estatua de sal? No es conveniente volverse hacia unas ruinas: ya no se sabe a dónde se va.

Pero no: la angustia va unida a mi estado, y me liberaré de ambas cosas a un tiempo. Me han dicho que este malestar del alma es normal. Tengo que quemar este pasado de una vez, como se queman las cartas viejas, y dejar de pensar en él. Y vivir con lo que tengo. Con lo que he querido.

Christiane Rochefort