lunes

Quebranto



Ante el miedo al sufrimiento establecemos barreras invisibles pretendidamente infranqueables, y ese escudo nos protege de los vientos que arrastran oportunidad y  circunstancias.Convencidos de que se puede vivir al abrigo del temporal, terminamos por abrir puertas donde creíamos que sólo había ventanas, y por ellas se cuelan en ocasiones gatos callejeros que terminan por encontrar albergue en algún rincón escondido, cerca del fuego del hogar.

Cuando nos damos cuenta de que han invadido nuestro territorio, tomamos resuello intentando recordar  la vida antes de que el azar o el riesgo decidiesen incorporar un nuevo huésped en nuestra casa, y un nuevo afecto en nuestro corazón.

Y al darnos cuenta de la fragilidad de la memoria, preferimos mirar hacia delante, acariciando su espalda.... suave y mimosa, y abrazar futuros, con la mente puesta siempre en los momentos compartidos; convencidos de que no hay mejor cobijo que el calor de quien te hace sentir en tu hogar, con su única presencia... estés donde estés.