Al principio era el caos, el hombre vivía en la oscuridad, en el paraíso de la ignorancia.
Prometeo, su creador, lo observaba con abatimiento, no era su obra humana tan vistosa como las flores, ni tan inmensa como los cielos, ni tan enigmática como los océanos. Y decidió robar a los dioses el fuego y a hurtadillas entregárselo al hombre para que se liberara del oscurantismo, fuera libre y descubriera la luz de conocimiento.
Los dioses enojados, condenaron a Prometeo a morir y renacer cada día e idearon a la mujer, intuitiva y curiosa. Pandora la llamaron, la Bien Dotada, la enviaron junto a los hombres y le entregaron un regalo, una cajita de plata con la prohibición expresa de que no descubriera su contenido.
Pandora, la bien dotada, con esa curiosidad femenina tan intuitiva, un día de solsticio de verano abrió la cajita de plata y de su interior manaron los males del mundo. La muerte, la envidia, el egoísmo y el miedo, sembrando entre los hombres la desconfianza.
Desde aquel día los hombres fueron percibiendo que jornada tras jornada el día se iba recortando y la noche se hacía más larga. El miedo a verse de nuevo condenados a la oscuridad perpetua les animó a prender fuegos, querían ayudar al Sol a mantenerse vivo.
Pandora volvió a mirar dentro de la cajita de plata y en una esquina, silente y tímida se encontraba agazapada la ESPERANZA. Y corrió hacia los hombres a decirles que no estaba todo perdido que aún les quedaba la esperanza.
Pandora se puso en camino hacia el lugar donde muere sol cada día, siguió el sendero que se dibuja por las noches en los cielos y que conduce hasta ese lugar que los griegos llamaban la TIERRA DE LA MUERTE, ese lugar donde es sol es engullido cada atardecer por el océano, esa tierra que los romanos llamaron FINIS-TERRAE frente al mar tenebroso, el ocaso del mundo, la COSTA DA MORTE.
Pandora llegó a Galicia observó que por fin el fuego regalo de Prometeo frenaban el declive de la luz, que el sol volvía a renacer día a día y llamaron a ese día solsticio de invierno, día de fiesta grande, el Dios Luz renacía. Desde entonces en todos los pueblos de la Tierra festejaban ese día del nuevo nacimiento de luz. Han pasado muchos años y lo hemos olvidado, ya no hacemos hogueras ni guardamos el fuego de ese día para que nos ilumine todo el año....
Pero las mujeres gallegas, fieles a Prometeo guardaron el fuego unido a la tierra y al agua, en secreto, Y sin que los dioses del Olimpo se enteraran elaboraban queimadas en su hogares conjurándose con Pandora para no perder la esperanza.
Así desde la noche de los tiempos esta pócima milagreira la empleamos para curar las llagas del alma y mantener siempre viva la esperanza.